El Castigo: Una mujer extraviada en la madre
“Cuanto más me limito más me libero” Stravinski
Hace algunas semanas llegué a la última película del director chileno Matías Bize (2023) llamada El Castigo. Esta película llamó mi atención luego de leer un comentario de la escritora española Irene Vallejo donde escribe “la película se atreve a abordar la complejidad de ser una madre que añora su vida anterior y la identidad perdida en el camino. Así descubrimos que también una parte de la personalidad y de la libertad de esta mujer se extravió en la oscuridad del bosque tras dar a luz.” (Vallejo, 2023).
Similares reflexiones en torno a la ambivalencia de las madres y el autorizarse a hablar de ello, circularon luego del estreno de la película La hija oscura de Maggie Gyllenhaal, que desde el psicoanálisis implicó una lectura de “las ataduras de la maternidad en el doble sentido de la atadura: como aquello que puede coartar y postergar el despliegue de lo femenino, pero también como aquello que cuando brota de un deseo de hijo puede localizar y acotar algo del fatal extravío en lo ilimitado del goce femenino” (Leonardi, 2022). Desde ahí se despertó el interés por realizar una aproximación a esta película a partir de la oposición que realiza Lacan entre la mujer y la madre, y en particular de esta mujer extraviada en la madre.
El argumento de la película es en apariencia simple, reducido como puede llegar a ser una frase fantasmática en el curso de un análisis: Un matrimonio de mediana edad, pierde a su hijo de 8 años en un bosque del sur de Chile, a pocas horas de caer la noche. La película consiste en su búsqueda, los diálogos y expresiones que esa situación límite propicia. Esta misma reducción la encontramos en los recursos cinematográficos elegidos; un solo plano secuencia de algo más de 80 minutos, filmado en tiempo real, con planos cerrados sobre los protagonistas, que propician la identificación del espectador con la subjetividad de los personajes. No hay música. El clima de suspenso queda supeditado al paso del tiempo sin que el hijo aparezca, mientras las horas de luz se reducen y la temperatura desciende.
El castigo es el título de la película y remite inicialmente a la causa de la desaparición del hijo. La madre, quien conducía el auto, decide dejarlo en la orilla de la carretera a modo de castigo, por un acto que puso en riesgo a la familia. El padre se somete a la voluntad de la madre. Ambos se alejan durante dos minutos por la carretera y al regresar a buscarlo el niño no está.
La madre, Ana, cree durante gran parte de la película que el hijo está escondido. Lee desde su fantasma que los está castigando, además cree que los está mirando. Todos los primeros intentos de búsqueda que realiza son hablándole para que salga de su escondite. Lo amenaza, luego lo persuade, lo seduce con objetos, sin embargo lo único que se le devuelve es el silencio mudo del bosque. Así moebianamente, madre e hijo, son sujeto y objeto del castigo.
La desaparición del hijo tiene coordenadas enigmáticas que van desplegándose a medida que avanza el film. ¿Por qué se adentra en el bosque?, ¿cómo se pierde?, son preguntas que acompañan el primer tramo de la historia y que mantienen la tensión y atención del espectador.
Hace recordar esa etapa de la niñez en la que los niños se esconden para ver lo que su desaparición provoca en el otro. Una mirada acabada de la película, permite leerla desde allí. ¿Qué me quiere?, ¿Qué lugar ocupo en el deseo de mi madre?, nunca sabemos si Lucas, el hijo, se pierde verdaderamente en el bosque o se mantiene todo ese tiempo escondido, pero lo que sí podemos apreciar, es que ese intervalo de su desaparición permite el despliegue del verdadero lugar que ese niño ocupaba en esta familia y específicamente en el deseo de la madre.
Madres arrepentidas en un nuevo significante que comenzó a circular en los dispositivos de la época y que ya cuenta con algunos perfiles en redes sociales con ese nombre. Un reciente artículo del diario El País lo enuncia en su título “Madres arrepentidas: Si pudiese volver atrás, no me quedaría embarazada” (Castro, 2024) y recoge testimonios de mujeres que si bien dicen amar a sus hijos, odian la maternidad. A su vez aportan la cifra de que el 12% de 94 mil mujeres encuestadas, se cuestiona la elección de haber sido madre. ¿De qué habla este posible síntoma de época? En su mayoría, los testimonios se refieren a “las cargas de la maternidad” y las renuncias a las que conlleva como mujer, sin embargo la película muestra un matiz más complejo que el imaginario del burnout de la madre.
Después de que vemos a Ana, durante gran parte del film, sin dividirse por la desaparición de su hijo, demostrando seguridad en que va a aparecer y creyendo que se mantiene escondido, la vemos quebrarse luego de que Mateo le haga ver que no pueden seguir mintiendo sobre lo que está ocurriendo, que los demás se enterarán de la desaparición de Lucas. Pensarse juzgada por el Otro como mala madre la quiebra, se desborda y en ese momento le confiesa a su marido, en el diálogo que marca el clímax de la película, que una parte de ella preferiría no encontrar a su hijo, nunca.
Ana confiesa por primera vez no haber deseado nunca ser madre y atribuye la decisión de haberlo sido al deseo de Mateo de ser padre y formar una familia. Ana cede ante el fantasma de abandono de su partenaire suponiendo cumplir su deseo y renunciando al propio. (Leguil, 2023)
En este mismo diálogo Ana dice que pese a su infelicidad ella es una buena mamá, “toda mi vida gira en torno a mi hijo, yo me levanto y me acuesto pensando en él”, sin embargo a diferencia de otras madres a las que todas las tareas de cuidado de sus hijos “les compensan”, para Ana la maternidad es vacía: “yo nunca he sentido esa plenitud, a mi Lucas me hace sentir vacía, solo me recuerda mis renuncias y no solo te estoy hablando del trabajo, te estoy hablando de mí, es tanta su necesidad que me he olvidado de mí, ya ni siquiera siento deseo por nada, nunca, y dejar de desear es muy parecido a dejar de existir”.
Miller (2005) en el artículo El niño entre la mujer y la madre sostiene que la madre “sólo es suficientemente buena si no lo es demasiado, sólo lo es a condición de que los cuidados que prodiga al niño no la disuadan de desear como mujer”. En Ana podemos ver cómo la madre del cuidado, deja aplastado su deseo como mujer, más allá del hijo.
Lacan (2003) en su escrito Juventud de Gide o la letra y el deseo dirá que Juliette Rondeaux, la madre de Gide, luego de la muerte de su esposo se hizo toda para su hijo. Es un amor disociado del deseo e identificado al mandamiento del deber. Lacan dirá que Gide fue un niño amado, pero no deseado.
¿Qué es para esta madre y mujer ese hijo?, ¿Logra Lucas ocupar el lugar de falo para la madre? La película nos muestra que no, más bien muestra que Ana al igual que la madre de Gide responde bajo el mandamiento del deber.
Ana funciona bajo el mandamiento superyoico de ser la buena madre, sin embargo desde el marco de su fantasma, el Otro la juzga como mala madre. Esto es lo que le encarna la mujer policía cuando la frena de adentrarse en el bosque diciendo “Señora, no complique más las cosas”. Ana replica “¿Qué me está queriendo decir?”, “¡dígame!. “Señora, yo no la estoy juzgando”, responde la policía. “Usted me mira y me juzga” le dice Ana finalmente.
Este último punto permite desplegar dos breves escenas que hacen alusión a la relación de Ana con su propia madre, donde, con los pocos elementos con los que contamos se hace posible hipotetizar el estrago. En ambas escenas Ana contesta el llamado de su madre que los espera a cenar. Ella actúa con la madre, negando lo que ocurre en ese momento, a saber; la desaparición de Lucas. Simula hablar con el niño, le responde las preguntas a la madre, que además desconoce (en el sentido de la Verneinung de Freud) que la hija tiene intolerancia a los alimentos que está preparando. En el segundo llamado de la madre, que ocurre cuando ya había llegado la policía a la búsqueda del niño, Ana vuelve a mentir diciendo que están atrasados porque habían pinchado una rueda. En esta ocasión Mateo, que está de testigo, la confronta señalando que ya no puede seguir ocultando la realidad, que todos se enterarán, lo que lleva a Ana al punto de máxima angustia que culmina con el pasaje al acto en el que se traducen todas las confesiones que le hace a Mateo en el desenlace de la película.
Si bien es posible extraer al menos otras dos aristas para complementar la lectura de la película y sus protagonistas, para efectos de este comentario, las dejaré solo enunciadas. El lugar de mateo, como padre carente de autoridad, remite a lo que desde la orientación lacaniana se ha trabajado como la caída del padre. Con el seminario 20, la caída del padre se puede leer como la feminización del mundo, la que a su vez nos remite a la eliminación de la excepción que tiene como consecuencia el borramiento de las diferencias. El no del padre no entra en función y desde ahí por ejemplo la queja de esta madre por sentir que debe ser ella quien pone límites al hijo.
Finalmente, y para tomar un hilo de lectura de lo que alcanza a mostrar la película sobre Mateo, el niño perdido, del que solo tendremos noticias en la escena final de la película. Es posible leer al personaje desde las coordenadas de lo que Adela Fryd (2018) en su libro nombró como niño amo. La posición del niño amo, “no presenta un síntoma tipo, sino que impera como fenómeno de cuerpo para otro cuerpo, y en esta posición de sinthome impone al otro, a los otros, un goce fuera de sentido y sin ley” (p.14). Quedarán abiertos estos hilos, al modo del conjunto de lo femenino que no cierra, para futuros desarrollos.
Por Valentina Biénzobas Ureta
Psicóloga Clínica, Singular Consulta Psicológica
Referencias:
Castro, S. (5 de enero 2024) Madres Arrepentidas, Diario El País,
https://elpais.com/sociedad/2024-01-05/madres-arrepentidas-si-pudiese-volver-atras-no-me-quedaria-embarazada.html?outputType=amp
Lacan, J. (2003) Juventud de Gide o la letra del deseo, Escritos 2, Siglo XXI
Editores, Buenos Aires, p. 729.
Leonardi, C. (9 de enero de 2022), La hija Oscura (The lost daugthter), A sala llena
https://asalallena.com.ar/la-hija-oscura-the-lost-daughter/
Leguil, C. (2023) Ceder no es consentir, Ned Ediciones
Miller, J-A. (2005, Abril) El niño entre la mujer y la madre. Virtualia, Revista digital de la Escuela de Orientación Lacaniana, Nr 13, Año IV
http://www.revistavirtualia.com/562/virtualia-13/el-nino-entre-la-mujer-y-la-madre
Bize, M. (Director). (2023). El Castigo [Película], Ceneca Producciones.
Vallejos, I. [@irenevallejomoreu]. (29 de diciembre 2023). La ansiedad de unos padres que, por castigar a su hijo rebelde, lo pierden en un bosque, inquietante, amenazador y frondoso.
Instagram. https://www.instagram.com/p/C1ch1dyoeaF/?igsh=aTkzb2R3b2hneG80